
La imagen estereotípica de la bruja en realidad tiene sus raíces en las mujeres cerveceras de la Edad Media y la Edad Moderna, conocidas en Inglaterra como alewives o brewsters.
Muchas mujeres cerveceras fueron acusadas de adulterar la cerveza o incluso de practicar la brujería para socavar su negocio. Las acusaciones de preparar «pócimas» en sus calderos y la naturaleza misteriosa de la fermentación se utilizaron para eliminar a la competencia y expulsar a las mujeres del oficio, transformando su imagen de respetables empresarias a figuras malvadas.
El Sombrero de Pico: para ser facil de identificar entre la multitud como vendedoras de cerveza
La Escoba: Anunciaban a los clientes que la cerveza estaba lista para beber.
El Caldero: para hervir la mezcla de cereales y hierbas que fermentaba.
El Gato: para mantener a raya a los ratones y otras plagas que podían arruinar los ingredientes.

